Las dos suecas

¡Típico! Justo cuando tengo que salir a la hora exacta de salida algo pasa y termino saliendo después. Por suerte esta vez la diferencia fue muy diminuta así que llegué sólo quince minutos tarde. Igual corrí, no quería perderme ni los créditos (porque ya ven que en las películas absurdamente llamadas "de arte" y viejas les encanta poner todos títulos al principio).

Era una puerta en medio de un pasillo como de salón de clases (o manicomio que siempre es lo mismo). Nada que ver con la típica entrada a una sala de cine. Me dio pena abrirla, seguramente todos estaban metidísimos en la película y de pronto, de entre la obscuridad, suena un rechinido de puerta, sale un rayo de luz de afuera que rompe con todo y una cara del que abre de "ups" que nadie ve pero que todos responden con una mirada de desprecio. Pero pues ni modo, rápido me senté donde pude y desde entonces me dejé atrapar.

Una rubia estaba leyendo una carta. Guapísima. Tenía un rostro de mujer fatal pero una actitud de monja y un atuendo de enfermera. Yo sabía que la película era con Liv Ullmann pero no recordaba a esta mujer que llenaba la pantalla. Me enganché de inmediato con ella, con Bibi Andersson.

Frente al espejo, checándose las entradas.
Pues sí, estaba viendo Persona de Ingmar Bergman. En un cuartito de la Gómez Morin, sentado en una silla incómoda con un proyectorcillo de ésos que venden en oferta en Office Max, adelante de los de intendencia que escuchaban su radio dando sonoros y constantes clics a su celular para cambiar de estación –uno de plano se acostó en un hueco del suelo para dormir en lo que terminaba la película–. Condiciones adversas para opciones de ver cine que no sea The Avengers pero opciones a final de cuentas.

Me da hasta pena hablar de una película así habiendo tanta gente mucho más docta y reconocida que ha dicho de todo sobre este peliculón. No porque yo sea un pobre wey sino porque sé que para críticas de cine leerán precisamente a un crítico de cine o a alguien cuyo trabajo respalde su devoción por esta película, como Woody Allen. Así que más que decir si está buena o mala, si las actuaciones son meritorias, si la fotografía es espectacular, y demás ingredientes de la crítica cinematográfica habitual, con la ilusión de que eso hará que la vayan a comprar/rentar o se queden viéndola si de casualidad la encuentran en la TV o cineclub, me gustaría solamente contarles mi experiencia.

Me embobé. Sabía la premisa de la película: Una actriz que se queda muda queda bajo el cuidado de una enfermera y empiezan poco a poco un juego de dominio. Sabía que era un duelo actoral muy cabrón. Sabía que Woody Allen la había adorado. Sabía que Bergman es una reata gorda y larga. Sabía que me iba a gustar. Lo que no sabía era que Persona pudiera devolverme el amor por el cine, la capacidad de abrir las opciones de los actores y de la narrativa y sobre todo de hacerlo no por el sólo hecho de romper sino con un fin que creaba una especie de thriller metafísico.

El uso de los planos y close ups fue de lo que más me gustó.

Imagínense un personaje que sólo escucha y otro que empieza a hablarle hasta por los codos. Recuerdo que mientras escuchaba las confesiones de Alma, la enfermera, no dejaba de pasar de la compasión al desconcierto a la desaprobación y de regreso a la compasión en cuestión de segundos. Los personajes son totalmente comprensibles y a la vez la imagen que se tiene de ellas cambia vertiginosamente. Incluso para la actriz, Elizabeth, que nada más la escucha con una sonrisa que va de tierna a perversa.

Últimamente, cuando voy al cine, siento que la película debe terminar antes: siento que alargan la historia en una especie de epílogo innecesario. Con Persona me pasó algo distinto: sentí que debía seguir, no tanto porque esperara un final más contundente sino porque sentí muchas ganas de seguir viviendo el gusto de verla, no quería que terminara. Han pasado 5 días desde que la vi y sigo queriendo ver más de Persona, quisiera ir a Suecia y entrar a esa casa a la orilla del mar, dejar de hablar como Elizabeth o sacar lo más profundo de mí como Alma. Disfrutar del sol en el jardín, tomar fotos de las rocas en la playa y mantener este cariño y admiración por las actrices, los directores, el teatro y el cine.

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