Cuando la ciudad aúlla
Publicado en el suplemento cultural aQROpolis del periódico Plaza de Armas el 1.º de septiembre de 2011.
Aunque de niño no me gustaba la salsa, siempre me llamó mucho la atención la escabrosa letra de una canción que no podía faltar en fiestas "de los grandes". Empezaba con el aullido de muchas sirenas de patrullas que como un coro griego contaban los sucesos trágicos de la ciudad. Era el gran éxito de los setenta Pedro Navaja de Rubén Blades y Willie Colón.
Tiempo después abrí mis oídos no sólo a la salsa y los artistas de Fania sino también a Ute Lemper; con ella conocí Das Moritat von Mackie Messer, un relato de los crímenes del atroz MacHeath a quien apodaban Mackie Messer (algo así como Mackie Navaja) y que se volvió mundialmente conocida en la versión en inglés Mack the Knife con intérpretes como Bobby Darin, Louis Armstrong, Frank Sinatra entre otras muchas otras versiones que van entre el jazz, el rock y pop. Esta pieza era parte de la Dreigroschenoper u Ópera de los tres centavos, del dúo dinámico de la Berlín de los años veinte, Bertolt Brecht y Kurt Weill, quienes se inspiraron a su vez en la Beggar's Opera del inglés John Gay.
¡Muchas versiones de la misma historia! Al final todas hablan de lo mismo: cómo un sistema social viciado desde sus más altos estratos crea la impunidad y la vida violenta hasta los estratos más bajos. Hablan, en fin, de la violencia de las ciudades sin importar si es la Londres de 1780 o la Nueva York de 1970 o la Ciudad de México en los ochenta como pasó en la ficheril y fallida versión para el cine de Pedro Navaja.
Volviendo a la versión de Rubén Blades (que a su vez ha tenido ya varias versiones que van desde hasta Los Joao hasta Emmanuel) no se trata tal cual de un cover de Mack the Knife; existen los puntos en común: el apodo del protagonista, la manera en la que esconde su arma, el brilo de su sonrisa asesina, el submundo nocturno de prostitutas, rateros, policías coludidos, etc.; demostrando tristemente que no han cambiado mucho las cosas.
Rubén Blades (que seguramente tomó de inspiración la semejanza entre el apodo Mack the Knife y el significado de su propio apellido en inglés) nos regaló no sólo un clásico épico-bailable acompañado del canto de las sirenas policiacas más musicales que he escuchado sino además una franca muestra de que en todas las grandes ciudades siempre hay un grave problema de desigualdad social que deriva en impunidad, corrupción y violencia. Se las ingenió para que, en lugar de llorar al escuchar la realidad, termináramos bailándola.
Aúllan particularmente fuerte en estos días las sirenas de las patrullas, son indicadores de tiempos duros. ¿Algún día canciones como ésta o como los narco-corridos serán sólo una muestra del ayer como los cantares de gesta? Por lo pronto sé que hay un verso que sí será siempre eterno: "La vida te da sorpresas / sorpresas te da la vida, ¡Ay, Dios!".
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