Decadencia REGIA


Nota: recomiendo escuchar este tema mientras se lee y también el video, buenísimo.

Publicado en el suplemento cultural aQROpolis del períodico Plaza de armas el 8 de septiembre de 2011.
Como diría Dame Shirley Bassey: “¿Por dónde he de comenzar / a contar la historia de cuán grande un amor puede ser?” (o algo así en inglés). Creo que todo empezó hace dos años y medio; fue la última vez que estuve viviendo en la Ciudad de México y estaba haciendo un proyecto para mi especialidad que consistía en un CD-ROM de turismo in situ. En uno de mis recorridos para recabar datos, fui a la colonia San Rafael. Busqué la entrada al metro San Cosme (ya había conseguido según yo lo que quería) cuando de pronto, miré hacia arriba y fue amor a primera vista: El cine Ópera. 
Dos estatuas de piedra que yo veía enormes y que seguramente representaban a Melpómene y Talía (la tragedia y la comedia) se levantaban dignas, regias y soberbias entre la mugre y los edificios despintados de la calle. Impasibles, han sentido a lo largo de más de sesenta años el glamour de las premiers de cine y el paso a volverse ruinas viendo transitar vendedores ambulantes, mendigos y seguramente hasta crímenes. Viendo pasar... la vida.
Más tarde me enteré que el cine pasó por un proceso similar al Metropólitan: se había vuelto un centro de conciertos pero había dejado de funcionar en los noventa, cuando después de un concierto de Bauhaus una estampida de fans del grupo (y del oportunismo gandalla) dejó la entrada del teatro para llorar. La musa Melpómene mordió su máscara.
Hace poco leí sobre la situación de este teatro, la reciente exposición de fotografía y video que el músico Michael Nyman ha realizado alrededor de este cine y sus posibilidades de rescate. ¿Valdría la pena una remodelación? Al principio me emocioné, pero de pronto sentí que las pobres estatuas se pondrían a llorar al ver en sus marquesinas títulos como “La noche del demonio” o una obra de teatro como  “Divorciémonos mi amor” con una lona con Sebastián Rulli mostrando sus pectorales. ¿Arriesgarse otra vez a ser un centro para conciertos? ¿Tener a cambio de una remodelación sus paredes tapizadas con algún anuncio de refresco o de un sistema de venta de boletos? Creo que hay varios tipos de decadencia: la física con sus arrugas, la caída de dientes, la osteoporosis, etc.; y la moral. En lo personal la física no me espanta y al contrario, me habla de una sabiduría y unas ganas de afrontar la vida como es. La moral es todo lo contrario, es negar la vida, es querer ponerse Botox donde ya no cabe, es hacer de un cine hermoso un antro. 
Ayer vi el video del sencillo Morfeo de Disco Ruido, un grupo mexicano que a mi parecer es lo más fresco del pop-rock mexicano. El video, además de ser una obra de arte minimalista y precisa, estuvo grabado en el interior del cine Ópera. No lo remodelaron, al contrario, vi que por dentro está peor, pero explotaron de manera genial la decadencia y el abandono de este teatro. Decadencia regia, etérea, como las dos musas que aún se mantienen de pie en la calle Serapio Rendón.

Comentarios

Entradas populares